¡Tristes son mis días y amargas son mis noches!
¡Alegres son las noches de los ciegos, aunque nada nunca han visto ni ven! ¡Qué claros son los oídos de los sordos, aunque nada escuchan al escuchar!
¡Tristes son los días de aquellos que luchan día tras día para comer un pan dignamente! …sus enemigos son como las arenas en la playa del amplio mar; pero, a aquellos que luchan sin desmayarse les queda un solo camino para luchar con tantos enemigos, unos ciegos y otros sordos; pero, que a ninguno les falta la poderosa fuerza calumniadora, el poder del chisme: EL ÚNICO REMEDIO ES: IGNORARLOS COMO LO HACEMOS AL SALIR DEL INODORO.
Mirar hacia atrás sería un eterno castigo; no por ser malagradecidos; más bien, por lo desagradable que es lo que atrás dejamos.
Contender con los ignorantes es el peor fracaso de un hombre sabio; pero ignorarlos es como un vaso de agua en el desierto, puesto que de contender con ellos, solo nos ganaríamos una cosa; su repudio y el repudio de sus admiradores que también son otros ignorantes; además de ciegos.
¡ESTAMOS EN GUERRA! SI, ESTAMOS EN GUERRA, DESDE NUESTRA PRIMERA HORA DE LA MAÑANA, HASTA LA HORA DEL OLVIDO; PERO, ACUÉRDENSE QUE LA LUCHA NO ES CONTRA LAS PERSONAS; SINO CONTRA SU IGNORANCIA, LA FALTA DE VALORES Y PRINCIPIOS ÉTICOS, ASÍ COMO LA FALTA DE ÉTICA PROFESIONAL DE AQUELLOS QUE DICEN SER PROFESIONALES Y POR ERROR; CERTIFICADO POR AQUELLOS QUE SOLO EL DINERO ES SU HORIZONTE.
Si yo pudiera insertarme en el cerebro de aquellos que solo les sirven de tropiezo a aquellos que luchan como un soldado en un campo de batalla para alcanzar el éxito y dejar atrás a la miseria económica, la miseria profesional, la miseria ética y la crisis de valores; si yo pudiera, su mente sellaría con el positivismo y si educarlos me tocara, lo haría como una madre que lleva a su criatura en su vientre a cambio de nada; y de seguro les enseñaría que no deben ensuciar las tapas de los inodoros; les enseñaría que se baja el inodoro por más rápido que vayamos. Les enseñaría que el respeto es una deuda que nunca se termina de pagar, y cuando logramos pagar algo, también nos pagarán con el mismo aporte.
Quisiera poder ver el presente con tanto brillo que al llegar sus recuerdos solo cantaran canciones de amor en el vacío de la esperanza muerta por los golpes bajos de los ignorantes ciegos. Si el mañana se alejara por otro rato de mi pobre vista maldita; quisiera un favor pedirles a los ciegos poderosos, ignorantes por naturaleza o por destino; que me dejen pensar un poco antes de adueñarse de todo de mi pensar.
Si la fuerza de la voluntad fuese de igual débil como lo son los enemigos de aquellos que con firmeza y valentía luchan contra la arrogancia y la ignorancia, la ceguera religiosa y el comercio de la fe; ¡Cuán fácil les sería para nuestros enemigos ganarnos la batalla! Gracia al divino maestro silente que diseñó a la voluntad transparente, semejante a la corriente eléctrica, poderosa e invisible; y solo los valientes como tú y yo desafiantes como un león en las serbas, na loba parida guerreamos contra el chisme, las calumnias, la mentira, la hipocresía, la pereza, la ignorancia, los mitos, las leyendas malditas; si otros calificados ausentan; solo hay un culpable, el olvido.
Quisiera ser maestro, maestro,… sí, yo quisiera ser maestro y quisiera captar la atención de los ciegos y que me escuchen atentamente los sordos; quisiera ver a los ignorantes hablando de ciencias, y que reconozcan que la ciencia no compiten con Dios; sino la materialización de la grandeza del más allá. Quisiera escuchar a los pastores hablando del Dios real y no de las leyendas que tantos analfabetos religiosos han parido; ignorantes por ignorancia, sabios que nada saben de lo que saben, maestro que enseñan lo que viven, vendedores que venden lo que no tienen en el almacén.
Quisiera poder hablar con Dios y decirle se presente y así desmentir a tantos mentirosos, farsantes que comen bien con el sudor de los más débiles. Ladrones que le dicen ladrón al juez y condenan a los niños en la cárcel eterna de la ignorancia.
Quisiera enseñarles a orar a los pastores y si yo fallara, les mandaría a leer a Mateo 6:1-6, pero si en su biblia aparece este capítulo; me metería al seminario para también ser pastor y negociar con la fe de los creyentes. ¡Perdón! Siento que le di un bazucaso a mi ex pastor y quizás a mis compañeros o a algún religioso que tenga la oportunidad de compartir conmigo este pastel, pero quiero que me comprendan; porque me gusta ser sincero y poner en práctica la verdad. Siente que me rodean muchos sabios, sí, muchos sabios; sabios de la ceguera, sabios de los mitos, sabios de las leyendas y griegas, los mitos y las costumbres de los egipcios, sabios que saben tanto que solo hacen escándalo como latas vacías, que gritan como los gansos alegres y lloran como los perritos abandonados a la orilla de la vía. Siento que me van a atacar; pero, les pido por favor, que vengan con sus biblias y si es necesario; tomen unos meses para estudiarlas, porque en cada página hay una incongruencia; y lo dudan, favor de leer sobre la muerte de Judas Iscariote en Mateo 27:3 al 10 y Hechos 1:15 al 17 al 19 y verán que Judas también compró el mismo campo que compraron los principales sacerdotes. ¡Cuántos millonarios me rodean! Millonarios de arrogancia, millonarios de malicias, millonarios de calumnias, millonarios de mentiras e hipocresía, millonarios que nunca han visto el rostro de la vergüenza; millonarios que nunca han leído la mitad de una página de su libro sagrado; millonarios que saben tanto de Dios que pueden describir el vestido que lleva puesto y pueden decirnos que cosa cenó Dios a noche, pero son tan ignorantes que no saben que tienen que hacer bien las cosas que les pagan para que las hagan. Son tan ricos que su pobre sueña como los rayos hambrientos y los relámpagos que compiten por la corona celestial.
¡Cuántas leyendas! ¡Cuántos mitos! Los griegos pudieran comprar el universo si de conquista se trata; pero, nuestros niños y jóvenes solo pueden repetir tantos vocablos si tener la menor de los que dicen, pero que las defienden como si fuera Juan Pablo Duarte y Diez con una espada en un caballo hambriento, que persigue a un conquistador que quiere ser señor de toda la isla.
Son tantas las malas palabras que saben nuestros jóvenes que contextualmente, nada saben; y al analizar este escrito, se quedan volando como los discípulos que sentado en el templo en Jerusalén, esperan al maestro Jesús que viene a buscarlos para llevarlos a vivir a donde él, casa, le fue a preparar. Me duele la frente de tanto pensar, mis ojos lloran sin dolor, mis pies corren sin saber para donde van; pero mi mente le dice: STOP, PORQUE HAY MUCHO QUE SABER Y LA IGNORANCIA ES EL PEOR ENEMIGO DEL DESARROLLO.
Si la suerte me lo permitiera, me hubiera gustado ser maestro; sentarme cerca de Sócrates y repetir sus palabras cuando su atención nadie me esté prestando. Y si un segundo me cedieran los sabios de la actualidad, yo les diría con el permiso de los sabios del ayer, que: El verdadero conocimiento es aquel que es adquirido haciendo, argumentando y asociando y no dado explícitamente usando una pizarra o evaluado por medio de exámenes estandarizados. Les diría que el conocimiento puede ser memorizado, conceptual o tácito técnico y tecnológico... y unidos debatiríamos sobre la concentración de tantos esfuerzos en conocimiento memorizado y tan poco esfuerzo en conocimiento conceptual y tácito.
Me gustaría quejarme y decirle a patrón, que si las cosas que sé no me sirven para comer dignamente, que las aves me alimenten cuando ya saciados estén; pero, si al revisarme y encuentro que aun nada sé; que se alejen de mi los mitos y la ignorancia, que las leyendas se vayan a su Grecia y Egipto, que los Romanos no me quieran idiotizar; y aunque sea por un segundo; me dejen pensar por mí mismo y así acabar con tanta ignorancia, porque tristes son mis días y amargas son mis noches pensando en tantas mentiras.
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